Cuando llegamos ya estaban allí, aguardando; solos en medio del escenario, ajenos a todo
lo demás. Uno frente al otro, mirándose, complementándose (como si el uno sin el otro no tuvieran sentido). Cuando
empezó el concierto aguantaron el tipo, lo hicieron hasta el final, dignos y
fieles. Primero no llamó la atención la
imagen, era linda, punto. Después nos gustó como se movían sin moverse.
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