Definitivamente no era el mejor día; había demasiadas nubes,
demasiado cansancio y mucho, mucho calor. Así que llegamos casi sin baterías,
llevados por la inercia y un poquito tarde.
Sin embargo una vez allí nos olvidamos de todo… el show fue
impresionante, los delfines más grandes y más listos de lo que recordaba.
Terminó el show y empezó todo, al menos la mejor parte.
Pudimos interactuar con ellos, tocarlos, conocerlos, incluso conversar…
Tan grandes y tan listos, tan bellos y juguetones, los delfines saben cuando le tememos un poquito y entonces...nos pueden dar un beso sorpresivo que nos haga gritar de susto!!!
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