Ayer fue un día raro, atípico, bautizado por una lluvia
inoportuna… pero al salir, casi por arte de magia o por obra divina dejó de
llover.
Allí el ambiente era relajado, distendido, parecía que todos
se conocían de alguna parte, nosotros no… pero las cosas fluyeron solas, salió
el sol.
Comenzaron a tocar los tambores, los cantos, la plegaria;
todo para que hoy la Fábrica de Arte, despertara bendecida, resguardada.